El 30 de marzo de 1977, el Pleno de las Cortes aprueba un Decreto-Ley reconociendo la libertad de asociación sindical y acaba con 40 años de sindicalismo obligatorio.
Por aquellas fechas, en concreto el 1 de abril, el diario El País se hizo eco de las maniobras que Alianza Popular estaba tramando junto a destacados funcionarios de la Central Nacional Sindicalista (CNS), conocido por “el sindicato vertical”. En paralelo a estos manejos periodísticos, la CNS intenta subvencionar en provincias la creación de sindicatos "apolíticos e independientes". Acción esta que en la memoria histórica de los viejos militantes del PSOE y de la UGT se conocía muy bien ya que en la II República, los poderosos del momento impulsaron los denominados "sindicatos amarillos". De ahí que se tuviera una prevención, cuando no obsesión, contra todo aquello que no fuera de inspiración de “izquierdas”.
Así, en este mismo mes podemos leer en el boletín "Rioja Socialista", varios artículos denunciando el lanzamiento de un "sindicato". Esta organización fue conocida por el nombre de Asociación de Trabajadores de La Rioja (ATR). Sus artífices, entre otros, fueron Rufino Berosoaín Cuesta y Carlos Solas Ruiz, que más tarde formaron la Confederación Democrática de Trabajadores (CDT) en La Rioja. La información señalaba entre otras consideraciones más que "durante tres días, y en dos tandas distintas de 'mentalización', se reunió en el Hostal Samaniego, de Laguardia, a una serie de trabajadores, cuidadosamente seleccionados, para lanzar el engendro".
Queda claro que el bunker político intenta en la vertiente social, salvaguardar camaleónicamente sus intereses ante el reestablecimiento del sindicalismos libre. Se abre la lucha para saber que modelo sindical prevalecerá en el nuevo Estado. La confrontación inevitable estaba servida.
Por aquellas fechas, en concreto el 1 de abril, el diario El País se hizo eco de las maniobras que Alianza Popular estaba tramando junto a destacados funcionarios de la Central Nacional Sindicalista (CNS), conocido por “el sindicato vertical”. En paralelo a estos manejos periodísticos, la CNS intenta subvencionar en provincias la creación de sindicatos "apolíticos e independientes". Acción esta que en la memoria histórica de los viejos militantes del PSOE y de la UGT se conocía muy bien ya que en la II República, los poderosos del momento impulsaron los denominados "sindicatos amarillos". De ahí que se tuviera una prevención, cuando no obsesión, contra todo aquello que no fuera de inspiración de “izquierdas”.
Así, en este mismo mes podemos leer en el boletín "Rioja Socialista", varios artículos denunciando el lanzamiento de un "sindicato". Esta organización fue conocida por el nombre de Asociación de Trabajadores de La Rioja (ATR). Sus artífices, entre otros, fueron Rufino Berosoaín Cuesta y Carlos Solas Ruiz, que más tarde formaron la Confederación Democrática de Trabajadores (CDT) en La Rioja. La información señalaba entre otras consideraciones más que "durante tres días, y en dos tandas distintas de 'mentalización', se reunió en el Hostal Samaniego, de Laguardia, a una serie de trabajadores, cuidadosamente seleccionados, para lanzar el engendro".
Queda claro que el bunker político intenta en la vertiente social, salvaguardar camaleónicamente sus intereses ante el reestablecimiento del sindicalismos libre. Se abre la lucha para saber que modelo sindical prevalecerá en el nuevo Estado. La confrontación inevitable estaba servida.
1 comentario:
Son increíbles las intrigas y conspiraciones que han preparado siempre para ir contra la defensa de los derechos de los trabajadores, que son los que levantan la economía de los países. Es alucinante:dos tipos de sindicatos, para dos tipos de trabajadores, suponemos,¿difícil de entender, no?
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